Ángela Reyes
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Qué es Bordar…
Bordar es sin duda un acto político.
Coser, zurcir, unir, tejer, hilar, son elementos simbólicos que aluden al acto mismo de
restaurar, de juntar las partes de algo que está roto, quebrado.
Ser con el hilo una extensión de los propios fragmentos del recuerdo, de la memoria
personal, la colectiva, del tejido universal que ahonda desde la palabra hasta la imagen misma.
Bordar es acto y es gesto que encierra muchos significados y muchos movimientos y
elaboraciones psíquicas emocionales y también colectivas.
Es un acto que despierta múltiples lecturas e interpretaciones, pero que personalmente surge
de una necesidad visceral de reunir objetos, imágenes, espacios, historias y cartografías para
crear un documento escrito con mis propias manos y mis propios hilos.
Bordar es un entre, un espacio intermedio entre lo exterior y lo interior, donde ambas
partes dialogan. Lo íntimo y lo público, lo individual y lo social, la realidad circundante, lo que
percibimos por fuera y también lo que pasa por dentro.
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Jeimmy Velandia
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El bordado es un medio de reflexión y construcción de tejido social,
un lugar en el que se puede crecer con ayuda del hilo y la aguja.
Bordar da luz, paz y alegría, entrelazando cada puntada se crea un patrón que construye una
vivencia.
Esta vivencia hace que deje su estado tradicional y se disponga a contar un mensaje de
resistencia, de lucha y superación; es el sentir de un pueblo en pequeñas puntadas y simples
trazos.
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Karen Ochoa
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Los paisajes Boyacenses dan cuenta de la colcha de retazos y el
colorido que tienen nuestros campos, el bordado dibuja los colores y las texturas que el campesino
labra en la tierra, convirtiéndose en huellas dactilares, únicas de cada vereda y cada
campesino.
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Mayra Dorado
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El bordado es una danza entre agujas que busca abrir caminos entre
soportes suaves y ásperos. Es un baile que alberga letras de historias y que está impregnado de
tiempo y precisión. El uso de un hilo que vaya marcando los pasos de los detalles y las minucias de
cada puntada, puede transportarnos a la relación con el otro que siente, camina y dibuja sobre
huellas que lo han hecho fuerte. Este oficio, entonces, es esa mezcla de herramientas, tiempo y
emoción, diálogo y silencio. Las palabras bordadas también rellenan oscuridades y delimitan los
espacios vacíos, contienen la aparición de la magia y dan apertura a realidades poco contadas. La
aguja entra y sale de los entornos cotidianos a los que nos habituamos a vivir y en su andar va
abrigando aquellos instantes que han pasado desapercibidos por los ojos apresurados e impacientes.
El bordado es eso: la espera constante, la precisión, la minucia, el detalle, la caricia punzante,
la historia increíble. El bordado es el trazo solitario que deja cicatriz para luego convertirla en
oro inmensurable.
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