
Metodología
Componentes Pedagógicos Es fundamental para la Facultad reflexionar sobre sus procesos académicos, entre otros, respecto al componente pedagógico lo cual incluye el proceso de enseñanza –a prendizaje, el papel o función del docente – tutor y del estudiante; igualmente sobre los medios y mediaciones pedagógicas que involucra.
El proceso de enseñanza. La nueva tendencia pedagógica de la Facultad, consiste en el trabajo interactivo encaminado a propiciar situaciones concretas de aprendizaje autónomo congruentes con la realidad, tanto en el ámbito social como en el científico, cuya definición y puesta en acción, es acordada y abordada democráticamente entre estudiantes y maestros. Propuesta en la que el concepto de “transmisión de conocimiento” no desaparece sino que se convierte en el punto de partida para la construcción del conocimiento, por cuanto el saber acumulado por una comunidad, sirve como base para su desarrollo y proyección. La memorización de contenidos académicos como herramienta exclusiva del aprendizaje, coarta la posibilidad del estudiante para desarrollar sus procesos y capacidades intelectuales; por lo tanto el enseñanza también se concentra en proporcionar al estudiante los medios, las estrategias, las herramientas y los ambientes de trabajo, que unidos a una didáctica interactiva les permita un acercamiento objetivo al saber científico; todo esto con una finalidad: aprender a organizar, reconstruir, comprender y aplicar el conocimiento.
El proceso de aprendizaje debe ser consecuente con el nuevo paradigma del proceso de enseñanza; su desarrollo conjuga la actuación de tres dimensiones que confluyen interactivamente para posibilitar la construcción del conocimiento. Estas corresponden: a. Dimensión cognitiva: relacionada con la adquisición, integración, profundización y aplicación significativa del conocimiento. b. Dimensión facultativa: relacionada con las actitudes y percepciones positivas sobre el aprendizaje. c. Dimensión volitiva: correspondiente a la comprensión de los hábitos mentales productivos. Así, considerando las teorías que fundamentan el desarrollo de los procesos de pensamiento y la manera como el individuo aprende; presupone la comprensión y determinación de condiciones y elementos básicos como: Antes de iniciar cualquier proceso de aprendizaje es fundamental que el maestro indague por los conocimientos previos que el estudiante posee para enfrentarse a los nuevos conocimientos. En igual sentido, debe permitir que el estudiante se realice la misma pregunta; esto con el fin de activar las habilidades mentales de atención, percepción y memoria, para abordar los nuevos conocimientos. La atención, dirigida a focalizar la energía cognitiva para captar la información útil que provee el ambiente; la percepción, que permite el procesamiento de información de acuerdo con la experiencia acumulada haciéndola más o menos significativa; la memoria, orientada al almacenamiento y recuperación de los nuevos conocimientos que permanecen a largo plazo para ser recuperados y e aplicados dando respuesta, a la solución de problemas en contextos específicos. Por otra parte es necesario que el maestro evalúe las características psico-sociológicas (actitudes, motivaciones, capacidades) de los estudiantes, para adaptar el proceso de aprendizaje a sus condiciones reales, buscando que se reconozcan como individuos que poseen capacidades y limitaciones que deben aprovechar y superar. Este proceso permite tanto al maestro como al estudiante proponer y activar características cognitivas que provean el andamiaje mental y funcional para que se realice el acto cognitivo. Los dos aspectos anteriores se convierten en un proceso cíclico, concéntrico y consciente- denominado meta - cognición, dado que permite al individuo monitorear permanentemente su proceso de aprendizaje a fin de establecer sus debilidades y fortalezas, proponiendo acciones de mejoramiento que lo retroalimenten, permitiendo definir nuevas metas de aprendizaje, lo cual se conoce como autorregulación, y conduce al desarrollo de competencias que facultan al estudiante, para actuar con idoneidad a nivel personal, profesional y como miembro de una comunidad. Estas competencias, entendidas como “el saber hacer en un contexto”, son de orden cognitivo, axiológico y praxiológico. Las competencias cognitivas agrupan las operaciones mentales de interpretación, análisis, síntesis, argumentación, que conducen a procesos de meta cognición; las competencias axiológicas hacen referencia al desarrollo de actitudes y valores en los actores educativos buscando la integralidad en la formación profesional. Las competencias praxiológicas están relacionadas con la promoción de aptitudes y habilidades psicomotoras, comunicativas e investigativas que preparan al individuo para la acción y la creación. La función docente –tutor, es otro paradigma que debe actualizarse. Este pasa de “ transmisor-autócrata” a “orientador-demócrata” haciendo partícipes a los estudiantes de la planeación y el desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje, y evaluando permanentemente a fin de implementar las acciones necesarias. Cuestión que no se logra a partir del simple conocimiento que el docente posee sobre la disciplina objeto de su enseñanza; ello entraña un proceso de conversión de la disciplina – de la ciencia –, en contenidos potenciales de formación a los cuales puede acceder con facilidad y objetividad el estudiante. Por tanto, esto implica para el docente considerar dos aspectos fundamentales dentro del proceso de enseñanza: el primero, conocer en profundidad la ciencia que entraña la disciplina (teorías, conceptos, presupuestos), pero no como letra muerta, sino como un cuerpo activo de conocimientos con los cuales los estudiantes pueden interactuar a partir de procesos intelectuales y prácticos ,que los lleven a reconstruir tales conocimientos; en otras palabras, significa establecer la base epistemológica de esa ciencia en el contexto de la enseñanza, lo cual supone problematizarla, formular hipótesis y objetivos, considerar variables, determinar métodos de desarrollo y aplicación, así como diseñar criterios de evaluación. Todo esto le ofrece una sistematización al proceso haciéndolo operativo y lógico. El segundo, implica construir una pedagogía y una didáctica para la enseñanza de la disciplina; pedagogía por cuanto es vital contextualizar el proceso educativo atendiendo a los propósitos de la Facultad y del proyecto educativo del programa académico, a los principios teleológicos, epistemológicos y curriculares de ésta; así como a las características de los estudiantes y de la disciplina científica que se va a enseñar. Didáctica, dado que el proceso de enseñanza aprendizaje responde a los intereses de cada disciplina y de cada contexto, por lo cual, requiere de una organización específica producto de la construcción interactiva entre profesores y estudiantes que asumen el rol de investigadores, que estudian los contenidos de la ciencia a partir de su problematización, poniéndolos en perspectiva, analizándolos, confrontándolos y proponiendo soluciones, estableciendo nexos entre estas y otros interrogantes más complejos. Todas estas explicaciones llevan a comprender un concepto que adquiere gran connotación dentro de las tendencias pedagógicas actuales: el concepto de enseñabilidad que sintéticamente significa la capacidad del docente para tornar enseñables, las distintas disciplinas científicas, promoviendo capacidades y orientando a los estudiantes hacia la adquisición y aprehensión de saberes. El docente-tutor debe reconocerse y actuar como motivador de los intereses del grupo, como investigador de su quehacer educativo (investigación formativa) y como dinamizador de procesos de investigación, a través de proyectos académicos, a partir de los cuales se desarrollan las temáticas de los cursos contemplados en los planes de estudio, buscando la finalidad del conocimiento en su aplicabilidad y no solamente en su memorización. Su capacidad de convertir el aula en un “taller del conocimiento”, en el cual, él también aprende de las interacciones con sus pares, con los estudiantes, con la ciencia y con sus mismas acciones, hace parte importante del proceso de aprendizaje; el nuevo maestro domina el ambiente de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y esta listo psicológicamente para un cambio radical de función, reforzando y actualizando al mismo tiempo su conocimiento disciplinario. En todo caso, el docente-tutor es un mediador entre el conocimiento y los estudiantes, estimulando procesos cognitivos y meta cognitivos, a través de técnicas y estrategias didácticas que los lleve a comprender el objeto de conocimiento mediante un diálogo de saberes que les permita formar redes conceptuales para construir y reconstruir nuevo conocimiento, aplicarlo y transferirlo, todo esto asumiendo una posición auto reflexiva y auto regulativa. Igualmente comprende que su labor no se limita a su grupo de estudiantes ni a la disciplina encomendada, ésta va más allá, comprometiéndolo con el desarrollo curricular de su programa académico y de la Facultad, trabajando de manera integral en colectivos docentes que propicien la interdisciplinariedad de las ciencias, determinando derroteros pragmáticos y líneas de desarrollo investigativo, generando de esta manera espacios para la articulación de la docencia, la investigación y la extensión.
La función del estudiante: es el centro y el protagonista del proceso de enseñanza –aprendizaje, por lo tanto, debe convertirse en gestor de su propia formación haciendo uso eficiente de los recursos y las oportunidades que la Universidad, el medio y sus compañeros le ofrecen como herramientas pedagógicas para potenciar y aplicar las capacidades intelectuales, emocionales, socioculturales y productivas que le permitan, tanto reconstruir conocimiento como transferirlo a situaciones prácticas, a través de proyectos propuestos al interior de cada asignatura y/o de investigación, que analicen realidades del entorno y las estrategias para la solución de los problemas.
Esta dinámica demanda del estudiante (tarea compartida con el docente – tutor), el desarrollo de competencias para la reflexión crítica alrededor de los temas de estudio al igual, que sobre su propio proceso de aprendizaje, autoevaluándose permanentemente (cognición y meta cognición), para la toma de decisiones y la resolución de los inconvenientes (conocimiento y acción), así como para la creatividad (conocimiento, acción y proyección).
Este papel se desarrolla en diferentes escenarios de aprendizaje que demandan distintas formas de trabajo: el trabajo independiente, el trabajo en grupo y el trabajo colectivo. En el primero, el estudiante construye significados haciendo uso de los medios y desplegando las mediaciones que éstos ofrecen; en el segundo, se genera un espacio de inter-aprendizaje en el que se fortalece la cultura del diálogo, de la discusión y la argumentación y, en el tercero, estudiantes y docente se reúnen para propiciar un espacio pedagógico de reflexión, donde se amplían y complementan los horizontes conceptuales y además se evalúan los niveles de desempeño, así como los grados de competencia en el cumplimiento de las metas de aprendizaje propuesto.
Los Medios y las Mediaciones desempeñan en la educación un papel fundamental, cuya función está orientada a estimular el pensamiento y la acción mediante recursos, técnicas y estrategias de estudio, que dinamicen la acción comunicativa individual y cooperativa entre el objeto y el sujeto del conocimiento.
En esta relación los medios se definen como las entidades (Universidad, Facultad, contextos, estudiante, docente - tutor), las instancias (Programas académicos, centro de investigación), los elementos (PEÍ, currículos) y los recursos (Biblioteca, textos, TIC, videos, audio conferencia interactiva y guías de trabajo, entre otros), que concurren y se crean para proveer mediaciones pedagógicas que posibiliten el aprendizaje autónomo y, por ende, la construcción de conocimiento.
A diferencia de los medios, la esencia de la mediación pedagógica es más compleja en cuanto que no es tangible sino que subyace a éstos como potencial para la acción cognoscitiva. Es decir, la mediación pedagógica se puede entender como una facultad inter comunicativa, interactiva y activa, que se debe imprimir a los medios con el fin de que estimulen en los estudiantes los procesos cognitivos y meta cognitivos, y lo lleven a autorregularse (autogestión del aprendizaje).
Un medio en sí mismo no es una mediación, es el maestro o quien lo construye o recrea y el encargado de convertirlo en una verdadera mediación. Para esto, en primera instancia debe comprender que el acto de aprender lleva implícitos tres procesos: la deconstrucción del objeto de conocimiento – el estudiante desentraña el todo en sus partes para encontrar sus características estructurales, su esencia y su sentido-, continua construyéndolo nuevamente – ensambla de nuevo sus partes bajo la óptica de su análisis y comprensión-, para, finalmente reconstruirlo – entrama el nuevo conocimiento con los que ya posee generando mayores posibilidades de acción y proyección.
En segunda instancia, el maestro debe preparar al estudiante para hacer uso de las mediaciones implícitas en los medios; esto se logra desarrollando en él habilidades y competencias de pensamiento crítico, de solución de problemas, de toma de decisiones, de análisis, interpretación y síntesis, (todas estas encaminadas al desarrollo del aprendizaje autónomo que se materializa en «aprender a pensar, para aprender a aprender, a desaprender y a comprender).
Es igualmente importante que el maestro se prepare para incursionar con éxito en la elaboración de medios que provean verdaderas mediaciones. En este sentido debe tener en cuenta los avances tecnológicos en el campo de la Información y la Comunicación, realizando innovaciones metodológicas a través de la virtualidad, planteando la necesidad de elaborar un currículo en donde su utilización pase a desempeñar un papel, dado que ofrece multiplicidad de posibilidades interactivas de aprendizaje que facilitan el desarrollo del trabajo autónomo del estudiante.
La tecnología cambia los procesos de comunicación ya que la relación entre el usuario y el universo, lo convierten en un ser humano del mundo, involucrado en los problemas globales y por lo tanto, en sus soluciones.
Los proyectos de aula no son los mismos con la aparición de la tecnología, ya es posible formar parte de proyectos a escala mundial a través de los grupos de discusión y de noticias en las diferentes áreas del saber. El acercamiento a los problemas de otros lugares de la tierra, despierta una sensibilidad y una apreciación de otras culturas antes imposible de lograr.
Sensibilidad que también permite al estudiante acercarse con mayor conocimiento a las necesidades de su región o comunidad. Los procesos de escritura y lectura también se ven afectados positivamente por la introducción de la tecnología. Los usuarios ya no son receptores pasivos de la información sino creadores y manipuladores de los medios tecnológicos para procesarla.
Los procesos de investigación también reciben la ayuda de la tecnología. Gentes de todas las edades hoy en día, manipulan enormes cifras de datos a través de redes especializadas, CD ROMs o contactos persona a persona en todo el mundo usando el correo electrónico. Los sistemas de multimedia crean ambientes de alto contenido intelectual, sensorial y emocional, a tiempo que se estimulan la colaboración y cooperación entre los participantes.
La estructura de este tipo de proyectos necesita trabajo en equipo y tareas compartidas. En cuanto al desarrollo de los procesos de autonomía, la tecnología aporta ambientes en los cuales los usuarios tienen la libertad de negociar, seleccionar y manejar alternativas propias de acuerdo con sus habilidades. La responsabilidad y las metas establecidas individualmente, producen un mejor nivel de aprendizaje. Desde luego, el uso exitoso de la tecnología depende de un entendimiento preciso de las necesidades individuales y la determinación de unas metas curriculares muy claras, así como un enfoque flexible, creativo y abierto en los procesos de la enseñanza y el aprendizaje. |
Información actualizada: 14 de Octubre de 2010