Esta línea parte de la discusión en torno de la constitución de la nueva
historia política, a partir de la renovación historiográfica, producida, de un lado, por los
autores de la escuela francesa, la Escuela de los Annales y, de otro, por del bagaje teórico
aportado por el marxismo y neo marxismo, instrumentado para la comprensión de aspectos
socioeconómico y socioculturales, observados en la realidad histórica de las sociedades.
Esta inicial premisa permitirá obtener una notable ampliación de los horizontes de análisis
de los historiadores y, de ese modo, se crearán condiciones para que la historia política reciba un
nuevo tratamiento, vinculándose siempre con los aspectos sociales de la existencia humana, lo que
implica una reflexión acerca del poder, de cómo éste es socialmente producido, de sus modalidades
de instrucción e implementación por parte del conjunto de los elementos sociales, y su difusión en
los más variados dominios de la vida de los grupos y las comunidades. Reflexión concerniente con el
binomio Estado y sociedad, de modo que se entienda y demuestre la complementariedad de ambos, a la
vez que se evidencie las oposiciones causales enmarcadas, o bien en el sometimiento, o en la
resistencia, la aceptación, o la imposición de una relación de poder dada. Razón por la que para
los investigadores se torna necesaria prestar particular atención a los movimientos sociales, que
devienen del funcionamiento y características de la estructura política, cuyo dinamismo en
relaciones sociales tiene continuidad y discontinuidad; en esto último, rompe con el statu-quo,
exigiendo demandas a los poderes públicos y produciendo representaciones alternativas sobre cómo
construir una sociedad más progresiva.
La línea referenciada en las propuestas teóricas de la nueva historia política, articula
proyectos que tienden a abarcar las múltiples dimensiones de la esfera de lo político, los nexos
entre política y cultura, así como los entrelazamientos de la política con las relaciones sociales
y económicas. Las investigaciones desarrolladas en la línea incorporan cuestiones referentes al
quehacer político individual, grupal y colectivo, contempla las imbricaciones entre ideas y
prácticas socio-políticas, las ideologías e imaginarios, las significaciones de símbolos, mitos y
utopías. Igualmente, agregan estudios enfocados para la matizada configuración de identidades,
derechos, ciudadanía y memoria. Además de eso, estimula la discusión sobre problemas
teórico-metodológicos, la naturaleza de los objetos y del uso de las fuentes; debates suscitados
por los nuevos abordajes en este campo. La línea contempla un amplio cuadro de posibilidades de
investigación, pues con la necesidad de profundizar en el conocimiento de tópicos específicos, se
precisa del diálogo interdisciplinario, así mismo, para un conocimiento integral necesita de la
intercepción con las demás líneas, de donde resulta que los parámetros teórico metodológicos
propios de la línea no se limitan a abordar lo señalado anteriormente, y en la perspectiva
permanente del referente social, estos parámetros actúan como canales fluidos en el intercambio de
conocimientos obtenidos en la variedad temática.
En esa variedad, con rigor histórico, entre otros tópicos son cognoscibles las concepciones
políticas y sociales, la historia de los partidos políticos, la de las organizaciones partidarias
más representativas en espacios sociales y temporales concretos, que relacionados con la
interacción entre la instancia política y la social, se presentan a propósito para interpretaciones
y explicaciones logradas a través de la intersección de líneas actuantes, bajo la perspectiva y el
fructífero procedimiento de la interdisciplinariedad, primordialmente dada entre historia,
sociología, etnografía, geohistoria y antropología social, cuyos utillajes conceptuales se aplican
a la amplia dimensión política.
Las diferencias paradigmáticas contactadas con los distintos enfoques investigativos,
orientan para la obtención del pretendido conocimiento total e integral y, a la vez, identifican la
producción pertinente a la línea convencional de investigación, objeto de estas reflexiones, siendo
enriquecida con la masa crítica proveniente de otras líneas en los campos del conocimiento,
cultivadas por talentosos profesionales.
Para la aprehensión de la realidad político-social, la línea en mención se preocupa por
incorporar las tendencias historiográficas contemporáneas, así como por poner en contacto con los
últimos avances en materia de indagación histórica. En ese sentido, se propone renovar las
herramientas teóricas y metodológicas que sirvan para la elaboración de los trabajos parciales,
elaborados con las guías correspondientes a la línea, culminados con la tesis doctoral, que
constituye el aspecto fundamental del Programa.
En la tarea académico-investigativa de esta línea, al conectar lo social y lo político se
perciben cuestiones o problemas objeto de análisis, conformando representaciones; dicha práctica
parte de informarse cabalmente de la visión crítica concerniente al estado de la producción
historiográfica, se procede luego a discernir sobre las representaciones políticas, con las cuales
se coadyuva a construir modelos de interpretación, según variadas tipologías de proyectos sociales
y, finalmente, el resultado de la investigación se introduce en la historiografía reciente,
enriqueciendo el flujo de la producción en historia social de las relaciones políticas,
entrelazadas en las instancias económicas, culturales e institucionales.
El entrelazamiento señalado en la perspectiva de las distintas líneas de investigación que
conforman el Programa, es la amalgama conceptual y analítica utilizada para asegurar un nivel
metodológico óptimo, viabilizando la interacción y comunicación de los distintos enfoques. El
enfoque que particulariza la línea de Historia Social de las Relaciones Políticas, entre otros
aspectos, examina lo que constituye el sentido de los hechos sociales en su expresión política, las
consecuencias y efectos de las utopías comportadas por individualidades, grupos y comunidades, las
relaciones culturales que se establecen en las diversas sociedades, los conflictos que se generan
en el seno de gremios económicos o agrupaciones sindicales, la dinámica y las transformaciones
históricas de dichas organizaciones, las diferenciaciones sociales, políticas e ideológicas, el
significante hegemónico y la movilidad colectiva, son parte de los temas pertinentes a la base
analítica empleada como matriz, o sea, la social, a los cuales en el proceso cognitivo inclinado
por el marco analítico de las relaciones políticas y según las preocupaciones del investigador, se
procura dar respuesta, empleando las categorías de análisis propias de la línea, así como también
apelando a la instrumentación conceptual brindada por la sociología política y la sociología
histórica.
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Prioriza en el estudio y análisis de la cultura con las relaciones sociales; en
la actual propuesta de renovación y delimitación temática se particulariza y dinamiza la historia
sociocultural, reformulada como nueva forma de hacer historia cultural, la cual emerge del declive
de los cimientos epistemológicos que venían sustentando la historia cultural, a la manera
tradicional, y de la complejidad creciente dada por la conexión entre realidad social y conciencia.
Así la nueva historia socio-cultural, en el terreno de la práctica investigativa, erige
alternativas a la historia integral, emanadas éstas del debate historiográfico tendiente a
reformular las premisas teóricas centrales de la historia social y cultural, abordadas como esferas
independientes, separadas, o en relativa autonomía; en consecuencia de ello, los historiadores
socio-culturales se proponen trascender el secular dilema entre materialismo e idealismo, entre
objetivismo y subjetivismo, entre comprensión social y explicación cultural, procedimiento con el
que se harán más inteligibles los fenómenos y situaciones históricas, tanto del pasado como del
presente.
La concepción socio-cultural que atribuye un papel activo a las configuraciones
representativas, imaginarias o al universo simbólico derivado de la práctica social, toma como
punto de partida indagaciones históricas clásicas, las reutiliza, aplicando diversas categorías del
análisis histórico, contemplando la aproximación a los empleados por la sociología y la
antropología social, con los cuales, abre nuevas posibilidades interpretativas, coadyuvando a la
reconstrucción y construcción cultural de lo social. Esta nueva forma de concebir, investigar y
escribir la historia, permite captar y analizar las creaciones o formaciones culturales, en sus
variantes reales y posibles, cognoscibles a través de la comprensión exhaustiva de la estructura en
dinámica social.
El creciente interés por la historia de la cultura, precisa de la teoría socio-cultural como
marco de análisis histórico de las sociedades, cuya base analítica en un planteamiento metodológico
da preponderancia a las abstracciones culturales; en esencia, no sólo se combina con las demás
instancias sino que, se presenta inseparable de lo económico, social, político e ideológico y de
las mentalidades. Esas complejas conexiones, relacionadas con las conformaciones culturales en los
diversos tipos de sociedad, implican la percepción de identidades, objetivizadas por los
historiadores culturales, específicamente, en su organización y cambio.
Dichos historiadores, preocupados por encontrar el sentido y la dirección de la evolución de
las sociedades, remiten siempre a la base social, para indagar las condiciones históricas de
producción, tanto de los objetos culturales como de los discursos a ellos referidos, es decir,
implementan el análisis previo del contexto histórico y se sustentan en las exigencias
presupuestales teórico-metodológicas, con lo cual se examina la producción del discurso, aquí y
ahora, como un proceso también histórico, de investigación y elaboración del conocimiento de los
sistemas de valores, sus contenidos, matices e interconexiones en un orden social, correspondiente
a comunidades regionales, nacionales o continentales, estableciendo e infiriendo el por qué
cambiaron o no cambiaron.
La respuesta al interrogante enunciado, se efectúa con la ayuda de los instrumentos y
esquemas teóricos cognitivos de la sociedad y de la cultura, objetivados para el análisis
metodológico, obtenido a través de percepciones abstractas y concretas, basadas en el sustrato
documental, enriquecido con el privilegio que se le atribuye a la historiografía en la comprensión
y explicación de la historia cultural, procedimiento con el que se coadyuva a reconstruir y generar
el conocimiento de las diversas formas de concebir e historiar las manifestaciones culturales.
Esas manifestaciones son “observables históricos”, realidades dinámicas y multifacéticas de
las sociedades, cuyas investigaciones requieren pluralidad de enfoques, aproximación e intersección
constante con otros campos del conocimiento.
Dentro de los observables históricos existen universos sociales o culturales diferentes,
expresados, como lo ha puntualizado Michel Vovelle a través de sus obras, proponiendo ampliar o
modificar la perspectiva de conocimiento histórico, prestando atención a las experiencias y la
cultura; y en este mismo sentido, otros historiadores quienes propugnan por reivindicar el estudio
de la cultura y los modos de vida de la gente común, esperando así comprender mejor sus vivencias y
percepciones, sus acciones y aflicciones, la cotidianidad. En la tarea de reconstrucción de la
cultura pretérita y del pasado reciente, se precisa también de incursiones en la historia
estructural; el enfoque cultural parece entenderse como un sistema, un tejido, un modo de signos
que confieren sentido a la realidad social; estas interpretaciones marcan las mentalidades,
permitiéndose expresarse a través de un gran número de fenómenos, códigos, símbolos, obras
artísticas, tradiciones orales, actos religiosos, rituales, usos, gestos, etc., pero también en
función de aprender lo entrañable de los procesos culturales, configura modelos de paisajes humanos
y culturales con prácticas que poseen, sin duda, componentes de historia de las experiencias, de
las percepciones y vivencias.
Asimismo, se ocupa de las diversas prácticas y representaciones colectivas, por las cuales
los hombres, a través de la historia, atribuyen significado al mundo. Dicho campo de investigación
contempla los análisis sobre la construcción de las múltiples identidades (étnicas, raciales, de
género, regionales, nacionales, urbanas y rurales), la producción de saberes y relaciones de poder,
las variadas formas de teorizar y efectuar la producción, formas de transmisión, recepción y
difusión de la cultura; las condiciones de emergencia, construcción y transmisión de la memoria y
del patrimonio; los estudios sobre retórica narrativa y lectura, en particular, las modalidades de
describir la historia; las relaciones entre la historia y la expresión simbólica y oral; el estudio
de las sensibilidades y de la subjetividad; la producción de mitos, utopías e imaginarios sociales;
los estudios sobre iconografía e iconología; los análisis sobre la ordenación del espacio, las
prácticas sociales y las representaciones del mundo urbano y rural; los estudios sobre la
institucionalización de ritos; la producción significativa de la cultura material.
Sobre estas cuestiones valga reflexionar y, a la vez, historiar que las mentalidades
colectivas han tenido especial interés en los estudios de la historia social, porque se considera
necesario el conocimiento de la concepción del mundo y de la vida, las ideas, sentimientos,
actitudes y opiniones de los grupos sociales, en su tiempo y espacio. Desde la segunda mitad del
siglo XX y en los años iniciales del XXI, la Nueva Historia ha señalado la importancia de hacer
investigaciones sobre las actitudes mentales de cada grupo social, en su tiempo y espacio, sus
cambios, sus resistencias y su incidencia en los comportamientos colectivos, que llevan al
conocimiento de la dinámica en la estructura social.
Hoy se da mucha importancia a las investigaciones sobre los grandes conjuntos sociales y
sobre las mentalidades e ideas de los hombres, que reflejan la dinámica social. En los estudios
sobre las fluctuaciones sociales es indispensable analizar las mentalidades colectivas, porque
ellas proyectan las concepciones del mundo y de la vida, los juicios de valor y los sentimientos y
actitudes. Hoy se considera que la lentitud en la historia de muchos pueblos se debe, en gran
parte, a la resistencia ejercida por un tipo de mentalidad estática que bloquean, aplazan o
suspenden las dinámicas de cambio.
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Esta línea de investigación se ocupa del análisis de los factores y relaciones
sociales y de producción, se puede apreciar un vínculo muy estrecho entre la sociedad y la
economía, lo que lleva a ver nuevos escenarios entre los que se pueden apreciar lo monetario, lo
fiscal, la banca, lo empresarial, el transporte, la calidad de vida, la distribución de ingresos,
los análisis globales y sectoriales; así mismo, la economía agraria y ganadera, que es parte
fundamental para el estudio de lo local y lo regional. Se considera importante también, la
reflexión en torno a otros problemas relacionados con la institucionalidad, lo ideológico y los
componentes legales. Este tipo de planteamientos se pueden estudiar desde diversas perspectivas
historiográficas, entre las que se pueden citar: la influencia del marxismo, de la Escuela de
Anales, la Historia económica norteamericana y otras. Para lo cual, es significativo retomar las
teorías económicas y sociales que permitan comprender esa compleja relación entre producción,
distribución, consumo que son base fundamental para análisis de la sociedad.
Lo que se acaba de referir constituye el enunciado fundamental de la ya rotulada y
convencional línea, dichos parámetros se continuarán implementando en el Programa de Doctorado,
como opción metodológica. No obstante, en la flexibilidad propuesta y, a la vez, perfectibilidad de
la línea, alcanzable con delimitación temática, los docentes y discentes inclinados por esta
modalidad de ciencia, deberán tener en cuenta otra multiplicidad de factores, entre ellos, los
políticos y culturales, que serán tratados como partes constituyentes del proceso productivo,
analizando los impactos de esa influencia sobre las relaciones y condiciones del trabajo,
percibiendo los grados de intervención política en la organización productiva devenida de los
aglomerados industriales. Tener en cuenta el proceso de crecimiento de un sistema de producción en
determinados espacios o territorios, hábitat laboral, donde convergen diferentes principios de
organización social y política, con una legislación formal y real del sistema productivo.
En el marco teórico general de esta línea se contemplan nuevos interrogantes y se estudian
las diferentes representaciones en contextos socio-políticos y socioculturales, como
imprescindibles reflejos de lo infraestructural; así, se abordan el trabajo y el trabajador, el
quehacer técnico, el tiempo libre y el ocio laboral, las representaciones sobre vagabundaje y
mendicidad en las diferentes épocas y períodos de la historia. Los conceptos de trabajo agrícola y
artesanal, trabajo preindustrial, el de la gran industria y el posindustrial, relaciones entre
trabajo individual y colectivo, urbano y rural, cotidianidad y cultura laboral, siendo
privilegiados cuestiones o problemas de la economía y sociedad colonial y la poscolonial, de los
siglos XIX y XX, con asuntos como: esclavitud y servidumbre indígena en el trasfondo colonial y en
lo circunscrito al período de emancipación, neo colonización en el período nacional, urbanización e
industrialización, historia de los negocios, empresas-empresarios, derechos laborales, agrarismo y
movimientos sociales. Todo lo anterior, orientado e instrumentado con los métodos y técnicas en
historia económica y social.
Dentro de los “observables históricos” existen universos sociales y económicos diferentes,
que acrecientan la oportunidad de institucionalizar la investigación enmarcada en el trabajo
disciplinar e interdisciplinar y, en cuanto a práctica social privilegiando lo económico, aun
cuando se debe advertir, que el fenómeno material no se puede aislar como puramente económico, pues
ese susceptible esquematismo debe potenciar el descubrimiento de las insospechables relaciones
entre una economía aldeana y la globalizadora, explicada e interpretada con variables críticas
cuantificables y cualificables, con las herramientas básicas provenientes de las dos áreas del
saber estipulado.
En la búsqueda de un marco de interpretación teórico general, las variables cuantificables
operan como instrumentos de análisis, tendientes a objetivar explícitamente los problemas
socioeconómicos, dando validez a las opciones de conocimiento, precisadas en las relaciones
complejas de tipo estructural, entre lo económico y lo social, a través de diversos métodos y
técnicas, entre estas últimas, las estadísticas y otras anexas, pues resultaría improcedente
rechazar la cuantificación y la aplicación de los instrumentos estadísticos, matemáticos y de otro
tipo, que sean aplicables a los materiales factuales de la historia pues, como lo dijera algún
autor, “si no se sabe contar no se puede escribir historia” y esta disciplina es también “
estadística en movimiento”.
Los historiadores del comercio, de la industria y de lo agropecuario, en particular utilizan
las técnicas estadísticas conjugadas con la teoría económica, con los modos de argumentación de
dicha ciencia social y aplicada, pero no se puede limitar a ello, porque dichos profesionales
necesitan explicaciones humanas y sociales, y éstas no solo están determinadas por unos datos
económicos, técnicos o biológicos, derivados de las condiciones materiales (agricultura, ganadería,
casas, trajes, transporte, comunicaciones, industrias…), sino también de los componentes mentales e
ideológicos, percibidos a través del aparato conceptual y categorial, procedimiento cognoscitivo
con el cual se concibe un esquema analítico que opera en la construcción o reconstrucción de
sociedades y economías, estudiadas a través de factores, los cuales, Maurice Dobb en su reflexión,
propone suprimir fronteras entre lo que está de moda, denominar: “factores económicos” y “factores
sociales”.
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